Los usuarios podrían tener la clave para resolver la actual crisis energética

Los precios de la energía en la Unión Europea no han hecho más que subir durante el 2021, a causa sobre todo de la crisis relacionada con la Covid-19. Pero, además, la guerra entre Rusia y Ucrania ha afectado enormemente la distribución de gas procedente de Rusia, agraviando la crisis que se aproximaba. De hecho, el Parlamento Europeo pidió a los ciudadanos que utilizaran menos energía para equilibrar los mercados eléctricos. Pero, ¿es suficiente al formar parte de una red de energía que sea renovable y esté mejor distribuida?

El 2021, el precio de la energía de los países de la UE aumentó una media del 25% a causa de la crisis de la COVID-19 y del comercio de CO₂. La invasión rusa de Ucrania el 2022 ha afectado todavía más los mercados energéticos, provocando nuevos aumentos de los precios de la energía y una fuerte preocupación sobre la capacidad de la Unión Europea de asegurar su suministro energético

El gas, en el punto de mira

La distribución de gas podría considerarse uno de los principales problemas hoy, ya que está provocando que el precio de la electricidad escale a unas cifras nunca vistas en el marco de la Unión Europea. De hecho, el precio ha tenido un incremento de hasta el 54% en solo cuatro meses. El mercado eléctrico marginalista asegura que el precio global de la energía viene determinado por el encarecimiento de la tecnología. Un hecho que provoca que, en horas punta de consumo, el gas se vea incluido en este paquete de tecnologías. A todo esto se le suma que, ahora mismo, el gas no es barato, porque no viene de Rusia, viene de lejos, y utiliza técnicas contaminantes (como el fracking) para ser extraído. Simplificando, se podría decir que si la Unión Europea importa gas caro, produce una electricidad todavía más cara.

Incremento de los precios de la energía en la UE. Font: consilium.europa.eu

Entonces, ¿como se podría resolver este problema? Actualmente se han puesto marcha paquetes de rebajas fiscales, lo que representa una medida temporal. Pero lo que se plantea además es aplicar el enfoque económico clásico: reducir el consumo y aumentar la oferta. Es decir, pedir a los ciudadanos que sean más eficientes y aumenten la producción de energía local.

La energía del futuro es limpia, local y distribuida

La producción de energía está relacionada con la transición energética, por lo que no tendría sentido hoy  pensar en volver a construir grandes centrales de gas, carbón o nucleares. La energía renovable del futuro es limpia, local y distribuida. Por lo que la red eléctrica tiene que alimentarse de otras plantas de energía no gestionable, como por ejemplo la eólica o la solar. Parece complicado de controlar, y es que, de hecho, lo es. Pero la pregunta de fonde sería: ¿Seremos capaces de actuar con suficiente rapidez para producir tanta energía? Desgraciadamente, las probabilidades juegan en contra de la UE, puesto que otras dos crisis afectan al despliegue de las renovables. De un lado, la de la escasez de materias primas y, del otro, la carencia de instaladores formados. Es importante planificar y utilizar estos recursos de manera adecuada.

En este contexto, la solución más lógica es la eficiencia energética, ya que es la forma más asequible de ahorrar dinero y energía. Siempre hay que poner de manifiesto que la energía menos contaminante es la que no se utiliza. Apuntamos algunos consejos en esta dirección para que las usuaries puedan ahorrar en casa:

  • Si se tiene una tarifa dinámica, cambiar el uso de la energía a la tarifa fuera de horas punta.
  • Colocar un programador en la caldera eléctrica para aprovechar la energía solar o la tarifa fuera de la hora punta.
  • Aumentar la temperatura del agua cuando los precios sean bajos o cuando el sistema fotovoltaico de casa produzca más energía de la que se utiliza en el hogar.
  • Considerar la inercia térmica del edificio en el cual se vive. Se puede calentar/refrigerar durante las horas de tarifa baja para así evitar los costes más elevados.
  • Considerar la previsión meteorológica de la zona para conocer la producción de energía local.
  • Almacenar energía del vehículo eléctrico para utilizarla más tarde.
  • Aislar la casa o cambiar la caldera antigua por una bomba de calor.
Programador utilizado en una caldera eléctrica. Font: boilerchoice.com

¿Conocíais estos consejos? ¿Son difíciles de seguir por las características de vuestro hogar? Y, lo más importante: ¿Sería suficiente este enfoque para mejorar los precios que pagamos por la electricidad?

La respuesta es que no. Estos consejos no son suficientes. En caso de serlo, seguramente no estaríamos escribiendo este artículo. Tal como hemos apuntado anteriormente, el mercado eléctrico no depende de la cantidad de energía utilizada. De hecho, y más importante, depende del momento en el que se utiliza la energía. Entonces, ¿por qué tendríamos que ahorrar energía cuando tenemos un exceso de producción eólica por la noche que podríamos estar almacenando? O, ¿qué sentido tiene producir mucha energía solar si no estamos en casa para usarla?

El paradigma está cambiando, y estamos pasando de tecnologías gestionables basadas en combustibles fósiles centralizados a unos recursos energéticos distribuidos no gestionables (DER, por las siglas en inglés de Distributed Energy Resources). El primer esquema se diseñó para satisfacer todas las necesidades de los consumidores independientemente de su impacto ambiental. El segundo está diseñado para maximizar el uso de las energías renovables y localmente producidas. Puede parecer complicado, pero es el momento de adaptarnos, ¡por el bien del planeta!

Demand Response (DR) y Flexibilidad
Demand Response optimizará la cantidad y el tiempo de uso de la energía. Font: sender-h2020.eu

Y aquí es donde aparecen dos nuevos conceptos: Demand Response (DR) y Flexibilidad. Dos conceptos que van más allá de la eficiencia energética o la producción. Dos conceptos a los que se suma el elemento «tiempo», que se introduce como una nueva dimensión a tener en cuenta.

¿Podríamos imaginarnos aplicar todos los consejos descritos anteriormente, pero de manera automática y planificada? O, todavía mejor, ¿cobrar para llevarlos a cabo en nuestras casas? Lo creamos o no, este es el futuro.

Demand Response permite a los usuarios automatizar y optimizar la cantidad y el tiempo de uso (TOU) de su energía. Por ejemplo, se puede optimizar el uso de la calefacción o de los electrodomésticos mediante un controlador sencillo y económico como un Raspberry Pi. De este modo se conseguiría un mejor precio, así como la utilización de la máxima cantidad de energía renovable posible y la descarbonización de la red eléctrica. Pero es que además, se crea una nueva ventaja para los usuarios residenciales. Una ventaja que, hasta ahora, solo estaba disponible para clientes industriales: la flexibilidad. Esto significa que un usuario residencial podría ahora utilizar o producir energía teniendo en cuenta las necesidades del mercado eléctrico o de la red. Un concepto que es nuevo, bueno para el medio ambiente y muy rentable.

Así pues, ¿por qué construir más cables eléctricos de alta tensión si podemos vender directamente nuestra energía solar a nuestro vecino? ¿Por qué no cargar automáticamente nuestro coche eléctrico cuando la red está sobrecargada? ¿Por qué no ayudar a mejorar la previsión de consumo energético? Todo esto ahorraría mucho dinero a las personas interesadas (stakeholders), agentes que, además, están dispuestos a pagar por este cambio. Con la flexibilidad, los usuarios ahorran y ganan dinero sin perder el control de su consumo o comodidad. Y esto es un gran negocio.

¿Y quién controla el sistema de Demand Response?

Aquí se plantea una de las cuestiones más importantes: ¿Quien controla este Demand Response? No solo tendrían el control las compañías privadas, sino que también lo tendrían los usuarios. ¿Cómo? A través de comunidades energéticas o cooperativas, convirtiéndose así en nuevos agentes del mercado «agrupador» (recordad este concepto ya que sentiréis a hablar de él en el futuro). De este modo, el sistema estaría centrado en el usuario y estaríamos hablando de un modelo inclusivo.

En conclusión, podemos decir que los usuarios aprenderan sobre los conceptos de Demand Response y Flexibilidad. Tendrían que familiarizarse con dichos conceptos y verlos como una gran oportunidad para garantizar unos mejores precios en electricidad, así como una mejor producción de energía limpia y localmente producida. Esto se conseguirá mediante soluciones innovadoras centradas en algo más que en los tradicionales enfoques de «utilizar» y «producir». El tiempo, como siempre, es oro.

Leave a comment